Huellas

Trabajar con jóvenes de diferentes condiciones socioeconómicas y culturales, me permitió vislumbrar la forma como dispares e infinitas realidades confluyen sin ser percibidas, por una gran parte de sus actores y principalmente, cómo las dinámicas sociales establecidas, de las que todos hacemos parte sin exclusión, han configurado la manera de ocultar la esencia del “otro”.

Detrás de simples, complicados o sobreactuados peinados, sencillos, roídos o muy caros vestuarios, encontré personas jóvenes, que a pesar de provenir de condiciones tan diferentes, con discursos o sin ellos como discurso, según Zizec, llevan consigo la carga de una política social caracterizada por un “racismo con distancia”, (Escobar y Mendoza 2005) que respeta y visualiza las singularidades juveniles, étnicas, sexuales, de género y de procedencia entre muchas otras, sugiriendo niveles de inclusión, dadas las múltiples posibilidades de participación y la libertad de consumo, pero que a su vez deja intactas las profundas desigualdades y formas de exclusión social, creando una “ilusión de la inclusión”.

A pesar de la escasez de opciones que logren niveles de articulación social y que tienden a mostrar un panorama desalentador, en algunos jóvenes, me fue posible visualizar una potencialidad reflexiva, para pensar el mundo de otras maneras, que podría empezar a sentar las bases de la desnaturalización de las desigualdades en las que vivimos. (Escobar y Mendoza 2005). Regresar, hacer frente a acontecimientos que podrían ser olvidados, abrir el paso, contaminar con recuerdos las mentes de habituales habitantes, permanecer, conservar día tras día hábitos indescifrables. Lo más interesante de esta muestra, fue darme cuenta que al guardar silencio luego de recorrer la casa contando la historia que construí con mis recuerdos, se empezaba un nuevo recorrido de vuelta con los relatos de los visitantes, suscitados por asociaciones de la vida en el campo y recuerdos de objetos y personajes que tenuemente empezaban a dibujarse, mientras se recorría la casa. Al conseguir que la casa volviera a ser habitada, hice que su permanecía en el tiempo se expandiera, a través de su incrustación en la memoria de los visitantes. La mayor enseñanza que me deja esta experiencia, es que el arte puede contribuir a impulsar la socialización de discursos diferentes a los que emplean las dinámicas del mercado, ofreciendo una salida para reconfigurar los tejidos de sentido de la existencia.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Sin duda es un trabajo que mueve las fibras interiores del ser, que navega entre viejos recuerdos comunes que nos constituyen... infancia, juventud, adultez se entrecruzan con nuestras relaciones: el entorno, la familia, la pareja, la sociedad... en pocas palabras nos demuestra nuestra conexión a través de los signos y sus significantes por medio de la memoria...

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